Vino natural en Brasil: veto y restricciones a sus productores.

En un viaje reciente al gigante sudamericano, -quinto mayor productor de vinos de América del sur, consolidado en la producción a gran escala-, no pude dejar de visitar la realidad a la que soy más cercana: productores independientes de vino natural/low intervention que con verdadero arraigo y amor a su territorio enfrentan diversos inconvenientes para elaborar y comercializar su vino natural en Brasil.

Este es uno de los artículos más largos que he redactado, queriendo plasmar todas las visiones de mi visita tanto la de los productores independientes, como la de los distribuidores y hosteleros que les apoyan y cuanto esfuerzo hacen para reivindicar el movimiento del vino natural en Brasil. Espero os guste, no tiene perdida!

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Mi viaje se inicia en el aeropuerto de Porto Alegre, donde Luis Henrique Zanini, valorado agricultor ecológico pionero en este país, me pasa a recoger para llevarme a conocer sus viñas y su proyecto: durante las dos horas y media de viaje, entre otras cosas, me explicó las restricciones que la actual legislatura brasileña impone a quien decide hacer vino natural/artesanal, impidiéndoles vender su producto libremente, llevándolos a la pobreza y en algunos casos penándolos con cárcel.

Rio Grande do Sul: refugio del vino natural en Brasil

Desde Porto alegre, recorrimos más de 120 km hasta llegar al paraíso que Luis Henrique Zanini construyó en la dependencia de Caminho das Pedras, en una de las regiones vitivinícolas por excelencia del Brasil como es Rio Grande Do Sul, donde predomina un frondoso bosque sub tropical, clima húmedo, inestable y terrenos de basalto de alta mineralidad y acidez.

No es tarea fácil conseguir un buen vino con estas condiciones, me comenta Luis Henrique, por eso la mayoría de bodegas echan mano de productos químicos y emplean la agricultura intensiva para tener una producción de vino “eficiente” pero “artificial”.

Luís Henrique decidió ser viticultor a los 27 años, cuando Talise, su esposa, -que trabajaba con su familia en la bodega familiar- le invitó a participar y aprender así sobre uva y vino, fue entonces cuando comenzó a estudiar viticultura, dándose cuenta que era su verdadera pasión y un camino sin retorno. Desde 1999 trabaja las viñas y siente que construye cada día algo en constante evolución.

Era dos Ventos: Un paraiso sub tropical de viñas puras.

Formó su familia alrededor del vino, dice que, contagiando a su entorno con sus ideas sobre una agricultura más simple. Su proyecto Era dos Ventos  lo comparte con Álvaro Escher y Pedro Hermeto. El 90 % de la uva de sus vinos proviene de sus viñedos, que pude comprobar in situ están libres de químicos.
Mi visita fue en el comienzo del otoño, época donde la viña comienza su letargo, pero entre las hileras encontré vida, flores subtropicales, animales silvestres e insectos por doquier.
Luis cultiva 2,5 hectáreas en la Sierra Gaucha, donde predominan los suelos de basalto, pero con suficiente materia orgánica como para proporcionar vigor y salud a las plantas. No interviene ni corrige la tierra, (de naturaleza ácida). No usa herbicidas ni fertilizantes, preserva la fauna y la flora local y está rescatando el cultivo de la variedad Trebbiano y la Peverella, esta última una antigua variedad de uva blanca traída a Brasil desde Italia por inmigrantes en el siglo XIX, que logró adaptarse muy bien al suelo local, aunque con la llegada de la viticultura intensiva al Brasil fue sustituida por uvas más comerciales y fáciles de manejar.

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En su bodega construida muy cerca de los viñedos y decorada con poesías, odas a la naturaleza y largas vigas de Ipê (arbol autoctono); yacen toneles de fermento de vino de la misma variedad de árbol, típica de su región. De esta manera he comprobado la gran coherencia de Luis Henrique en el uso de materiales autóctonos para almacenaje y fermentación.
Luís me hizo catar varios vino, del cual destaco “Trebbiano on the rock” , el nombre proviene de como esta cepa se clava en las piedras de basalto de su terreno. Este es un exquisito vino sin filtrar con alta mineralidad, notas de naranja, bergamota, pera: de un gusto equilibrado y ligero de ciruelas blancas y fondo balsámico. Un gran vino que no se encuentra aún disponible en Europa.

Despido este relato con una frase de este querido productor:

“Vinho é mais que um simples produto, é a expressão da terra, da cultura e sua interação com o homem”
Luis Henrique Zanini

Dominio Vicari: Artesania y perseverancia.

Proseguí mi viaje donde Luís me llevo a un pequeño pueblo llamado Monte Belo do Sul,  allí Lizete Vicari me esperaba. Ambos se dieron un caluroso abrazo e intercambiaron vinos, buena costumbre que he visto en todos los productores de vinos naturales con los cuales he trabajado.
Más tarde Lizete condujo por la ladera de una colina y desde la carretera de tierra me enseñó todo el valle, una hermosa postal de viñedos entre colinas y bosque subtropical en la parte sur de Brasil.

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Su proyecto: Dominio Vicari comenzó en 2007, pero Lizete solo consiguió adquirir su propio viñedo en 2016. Desde el primer momento decidió trabajar con mínima intervención ya que su hijo José, al concluir los estudios de enología quedó asombrado con todos los aditivos y químicos que se necesitan para hacer vinos de manera convencional, por ello empezó una búsqueda de una agricultura más sana y métodos de vinificación menos invasivos, para tratar de prescindir de dichos aditivos.
Lizete cultiva 3 hectáreas en total, 1.7 de viñedos en Monte Belo do Sul, produce Chardonnay, Riesling Itálico, Vermentino y Pinot Noir, mientras crecen, Lizete adquiere uva de otros productores cuidando su procedencia,  tanto en la región de Monte Belo como en la Sierra Catarinense que se localiza más al norte del país.
Las lluvias sub tropicales, y las posteriores temperaturas elevadas de sol extremo hacen proliferar en esta región especialmente el Mildiu de la vid -Plasmopara vitícola-: enfermedad de las plantas, que se propaga por esporas cuando se dan estas condiciones climatológicas. Los viñedos de Liz fueron especialmente atacados en 2018, ya que al no tratar con químicos sus campos, este hongo casi arrasó con su plantación provocándole cuantiosas perdidas económicas.

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Nacida en Porto Alegre, esta simpática y valiente mujer, artesana ceramista de profesión, es reconocida por sus vinos y por varios bodegueros franceses que la invitaron a hacer vino en sus respectivas bodegas.
Durante el tiempo que compartí con ella fue como si la conociese de toda la vida; esa misma noche y honrando mi presencia en su hacienda Lizete invitó a algunos amigos, Jóvenes bodegueros del movimiento natural/low intervention brasileño. Todos ellos trajeron sus botellas y entorno a una mesa estuvimos hablando entre otras cosas sobre la inexistente normativa que certifica la legalidad de la producción de vino natural en Brasil, que, en pequeño o gran alcance, ha perjudicado a cada uno ellos.
A continuación, una muestra:
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Penzo: Productor independiente.

Desde San Valentín do Sul, hijo y nieto de agricultores, a Flávio Luís Penzo sus razones para no intervenir el vino le vienen de familia, volcada a la agricultura orgánica desde siempre, elaborando “vinho colonial” (como los brasileños llaman al vino natural/artesano) Con amplia experiencia en agricultura biodinámica y en trabajo de viña en Sudamerica y también en Italia se lanzó con su pequeño proyecto de vino artesanal cuando conoció a Lizete Vicari. Flávio Luiz Penzo elabora sus vinos con las siguientes uvas adquiridas de otros productores:  Tannat e Teroldego, Cabernet Franc, Chardonnay, Merlot, Glera, Petit Verdot, Cabernet Sauvignon, Montepulciano y Sangiovese, Lorena, Isabel y Niagara Rosada (estas tres últimas tres variedades de mesa, adaptadas al clima tropical).

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Lamentablemente para que un vino se pueda comercializar, la ley vigente exige al pequeño productor, casi las mismas inversiones y estructuras que al productor de vinos a gran escala, haciendo inviable muchos proyectos como el de Flávio Luiz Penzo y dejandolo sin cabida en el mercado.

Un ejemplo claro es la diferencia en la legislación entre cerveza artesanal y vino natural en Brasil. En la práctica deberían ser parecidas pero la legislación en este caso para la cerveza es más laxa y permite al pequeño productor cervecero. – entre otras cosas- fabricar cerveza en un cuarto destinado para ello y comercializarla sin problemas bajo un simple registro sanitario; mientras que en el vino artesanal/natural el productor debe poseer una bodega que cumpla con todos los requisitos legales y sanitarios para poder vender su producto legalmente, hasta ahí me parece correcto, pero… ¿Qué pasa cuando estos requisitos legales y sanitarios son contradictorios, restrictivos y contrarios a la elaboración del vino natural?
–  Como el impedimento del uso de las manos desnudas o utensilios de madera artesanal en la elaboración? O la ordenanza de elaborar el vino en espacios asépticos , impidiendo la existencia de levaduras indigenas en la bodega fundamentales para la fermentación espontánea de los vinos. –  De locos, verdad?

Vinhas do Tempo:

Daniel Lopes aún no ejerce de agricultor. Según me cuenta, compra uva de la mejor procedencia posible y con sus manos hace vino con técnicas de vinificación natural. Con solo 35 años ya ha viajado por medio mundo guiado por su pasión por el vino. En 2014 cursó sendos cursos de viticultura con un master en wine business en la Universidad de Dijon, Francia.
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Conforme fue estudiando se dio cuenta que en el vino convencional la relación del “terroir” con el líquido final que se embotellaba no era muy real, dados los múltiples productos enológicos creados para controlarlo y estabilizarlo. Fue entonces cuando comenzó a buscar vinos más puros, y en Francia lo tuvo realmente fácil: pasó de ser un amante de los vinos a querer crearlos a su vuelta a Brasil. Lo que más me cautivo de este joven, es su voluntad de escoger el camino justo y querer superarse cada día.

Daniel dice que la expresión del territorio, el cultivo, el frio, calor, la sequía, la lluvia, las plagas, etc… debe ser transportado por el viticultor a la botella. Daniel reivindica el hecho de que, en el vino natural, la no utilización de agrotóxicos en los viñedos es algo que debe ser valorado y despertar admiración. Es necesario despertar una conciencia de preservación del medio ambiente.

Arte da Vinha: Cuando el vino natural en Brasil es penado.

Escuchar la historia de Eduardo Zenker me conmovió al mismo tiempo que me indignó. Hizo su primer vino en 1999, desde entonces supo que iba a plantar un viñedo en sus tierras. Busco la mínima intervención desde el primer momento por el hecho de ser un gran desafío personal y también por creer que la tierra y el vino merecen ser tratados con respeto.
Hoy cultiva 1,2 hectáreas plantadas de las variedades Pinot Noir y Chardonnay, plantará más variedades este año. Su viñedo está ubicado en Carlos Barbosa (ciudad vecina a Garibaldi, donde él vive) en la comunidad de São Rafael, en la Serra Gaucha. Eduardo también compra uvas de diversas localidades, de Rio Grande do Sul y también de Santa Catarina. Campesino y agricultor, criado entre jabalíes, Eduardo es un joven humilde y sincero que con sus vinos naturales emocionó en tan solo unos años al público de su país.

En los últimos años, el “vino natural” ha calado hondo en la conciencia de ese publico que comprendió que los vinos naturales/low intervention anticipan la nueva manera de consumir alimentos cada vez más sanos y que llevar una alimentación saludable no solo se refleja en lo que comemos, sino también en lo que bebemos.
Teniendo en cuenta que en Brasil solo el 1 % de la población bebe vino y el poder adquisitivo de esta es elevado. Eduardo se hizo un lugar en el mercado compitiendo con bodegas de alto renombre en su país. Las consecuencias de este “volar alto” le costo caro por que tristemente en Brasil hacer vino natural no es compatible con la legalidad.

 

Grandes contra pequeños. Envidias y codicia en un mercado escueto.

Eduardo Zenker fue invitado como representante del vino natural en Brasil a un programa de televisión de gran audiencia en este país para presentar su  “champanoise”, y algunas otras referencias. Fué invitado como uno de los “Embajadores del vino natural en Brasil” y recibido con honores. En ese momento comenzó su pesadilla ya que inmediatamente despues de programa fue denunciado “anónimamente” y la policía se presento en su casa para confiscarle todos sus vinos. Hoy corre el riesgo de perderlo todo y además de pasar varios años en la cárcel. Tratado como un auténtico criminal por unas leyes contradictorias y absurdas, Eduardo tiene todo su vino parado a la espera de una resolución judicial.

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De su historia ha escrito un libro con Gabriela Schäfer,  su compañera, llamado “Realinversa”, al cual me invito hace algún año a hacer una reseña y del cual podéis encontrar información aquí.

Conociendo a esta familia, deseo de todo corazón que se revierta su situación.
He conocido a buenos agricultores/viticultores en este viaje que “aman hacer vino en su país, pero viven en un país que no les ama a ellos”, cosa que me causa una tremenda tristeza, por que, en mi opinión, el buen agricultor que trabaja de forma respetuosa con la naturaleza es uno de los pilares de una sociedad sana, consciente con el medio ambiente y progresista. 

Alguno me confesó con pena que a veces piensa en emigrar a Europa y realizar el sueño de vivir del vino aquí o en un país que les deje comercializar libremente su producto.

Unos días después, mi viaje por bodegas termino conociendo a Jaime Fensterseifer enólogo y profesor universitario desde hace 45 años en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul y en la Universidad de Caxias do Sul que me presento su proyecto.
Quinta Canova:
Jaime cultiva un par de hectáreas trabajadas en agricultura biodinámica, con distintas variedades antiguas italianas y algunas francesas, su proyecto está en evolución constante y no comercializa el vino que elabora. Su vocación de profesor e investigador le lleva a hacer ensayos y experimentar. Por ahora solo cultiva y elabora para consumo propio.

Él opina que aún le queda mucho tiempo al mercado para evolucionar sobre el consumo de los vinos elaborados a partir de uvas orgánicas/biodinámicas y para que este se consolide en el país; pero esta seguro que es un camino si retorno. “Los orgánicos y biodinámicos son los vinos que más crecen en el mercado, por que son vinos éticos provenientes de agriculturas que respetan el planeta” 

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Ni orden, ni progreso: Así se coarta la producción del vino natural en Brasil.

Conforme a la legislación brasileña, está prohibido producir, almacenar o embotellar vino o derivados de uvas sin el registro previo del establecimiento en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento. Para obtener dicha certificación, las bodegas deben seguir los estándares técnicos y sanitarios definidos por el propio Ministerio que están creados para y por bodegas industriales.

Actualmente no existe una ley que reconozca los procesos que utilizan los viticultores artesanales con volúmenes de producción bajos y para estos sean considerados “legales” por el ministerio deben hacer reformas invasivas e integrales, contar con sistemas tecnológicos tributarios y contables a gran escala (contrarios al poco nivel de producccion y venta de estos pequeños productores) , y como ya comente anteriormente, una manipulación del producto que va en contra de la preservación de las levaduras autóctonas y el modo artesanal de hacer vino. 

Gastos, obligaciones y requerimientos inasumibles para estos productores que pretenden vender menos de 4.000 botellas al año y que desean hacerlo de forma artesanal.
Aunque en 2014 un decreto ministerial definió en parte la producción de vino artesanal, en oposición a la industrial, dicho decreto venia con letra pequeña: el vino artesanal solo podía ser vendido en sus bodegas, y solo para las personas que la visitasen: vender en internet o a distribuidoras e intermediarios está totalmente prohibido y ya ni hablar de intentar exponerlo en ferias internacionales como Vella Terra u otra que este en el extranjero.

Contando con que Brasil es un país enorme, (17 Españas caben en él). La venta por internet y exposiciones en ferias internacionales para el comercio exterior mediante distribuidoras es una via importante para el desarrollo económico de estos viticultores. Siendo la venta directa casi nula.

El decreto también excluye a los viticultores que compran uva: Un varapalo a la agricultura sostenible  haciendo disminuir la producción de “uva organica” ya que muchos productores de vino natural en Brasil convencen a sus vecinos para que se conviertan a la agricultura biodinámica, ecológica  o simplemente no usen productos de síntesis considerados tóxicos para comprarles uvas.

El marco legal actual de Brasil deja a la mayoría de los viticultores naturales del país en un vacío legal, solo permitiendo el espacio comercial a los productores industriales.

En Brasil, encontré a verdaderos viticultores de “Garage”, con profundo amor por las técnicas tradicionales de elaboración del vino, muchos de los cuales no puedo nombrar pues prefieren el anonimato. Para ellos “salir a la luz” es una condena, como la que está sufriendo Eduardo Zenker.

Es una gran injusticia ver penada la voluntad de quien quiere hacer vino natural en una tierra que no le respeta, que le quita la dignidad y no reconoce el trabajo de preservación al medio ambiente y a la cultura que estas personas están haciendo, intentando manifestar la verdadera expresión del vino brasileño en sus botellas.

Encuentro con Pedro Hermeto:

Luego de la visita a la Sierra Gaucha, viajé a Rio de Janeiro. Más de 1500 km al Norte para dos citas muy especiales, la primera con Pedro Hermeto uno de los propietarios del restaurante Aprasivel, en mi opinión, de los mejores restaurantes de esta ciudad maravillosa.
Pedro es uno de los defensores del vino natural local, participando desde el 2008 en el proyecto Era dos Ventos de Henrique Zanini.

Enclavado en el barrio de Santa Teresa y situado en la parte más alta del cerro del mismo nombre, se encuentra este restaurante fundado en 1997 por Ana Castilho, reputada Chef y madre de Pedro, en la casa familiar.

¡Las vistas desde Aprasivel son mágicas! donde se puede contemplar toda la bahía de Rio de janeiro.
Al final de una calle empedrada y a los pies de una histórica muralla, este es lugar idílico que respeta el pasado y valoriza la historia local carioca. 

Pedro empezó a apostar por una carta de vinos naturales en 2006, cuando conoció a Jonathan Nossiter (Modovino, Resistencia Natural), arduo defensor del vino sin aditivos.

Jonathan se ofreció a confeccionarle una carta exclusiva y muy pronto se hicieron amigos . Confiesa que Nossiter fue su gurú de vinos y la persona responsable del su cambio de mentalidad en cuanto a viticultura conciente. Allí, en aquel momento, ya estaba trazado el camino filosófico que el Aprasivel, adoptaría para siempre.

Con el paso de los años, Pedro paso a ser el responsable de los vinos en el restaurante, con el corazón siempre orientado hacia los vinos de mínima intervención.

Pedro cuenta que “ La opción por los vinos naturales no es propiamente una apuesta, sino una creencia personal, que se extiende también a la comida, al café, a la cachaça, bebida nacional (destilado de jugo de caña de azúcar fermentado). Dada mi aproximación con el Nossiter en un momento temprano de mi recorrido en el mundo del vino, el vino, para mí, siempre fue natural, con poca intervención. Siempre entendí así el vino, nunca fue diferente”

Pedro viaja frecuentemente a ferias internacionales de vinos naturales y mantiene contacto con diversos productores en Brasil y en el exterior. Durante un tiempo llego a importar vinos naturales de Francia (Sébastien Bobinet, Thierry Allemand, Marcel Richaud, etc.) a través de la importadora Gavinho, presente en Vella Terra 2019.

Excelente anfitrión, humilde y cercano, nos hizo disfrutar de una noche entre amigos en la que no faltaron historias y anécdotas mutuas con viticultores, en la mesa una magnífica cocina tradicional Brasileña con ingredientes de proximidad simples y deliciosos, trabajados con extrema cura y maridado con los mejores vinos naturales Brasileños.

 

Evento de Gavinho con grandes vinos en barrio de Botafogo .

Mi segunda cita fue en un evento de Alain Ingles, de la importadora Gavinho, en el mítico barrio de Botafogo. Allí se presentaron diversos vinos y en particular la llegada en exclusiva de dos reputadas bodegas Francesas de las regiones de Jura,  Loira y Languedoc- Rousillon; Domaine Ganevat –  Domaine Bobinet y vinos de Céline et Philippe Wies respectivamente.

Mi visita fue breve, a pesar de que ya conocía los vinos que se catarían, me habría gustado volver a probarlos bajo la interpretación de Edu y Alain, pero debía marcharme con prisas.

Gavinho se caracteriza por organizar eventos impartiendo pedagogía. De sus viajes por las bodegas Europeas recopilan material audiovisual para enseñar luego a sus clientes todo sobre los vinos que ofrecen y la forma en la que son elaborados.

El año pasado aceptaron mi invitación para asistir a la feria Vella Terra Barcelona, en la que se sintieron muy a gusto, fichando algunas bodegas españolas presentes para su catalogo de distribución.

 

Eventos organizados en torno al vino natural en Brasil.

Desde el 2012 se realiza cada año una feria en San Paulo llamada Naturebas, organizada hasta el año pasado por Lis Cereja y Ramatis Russo y en la actualidad por Lis al solitario. Ambos estuvieron presentes en Vella Terra 2018 y fue allí donde les conocí. Aunque fuí invitada en más de una ocasión, mi viaje fue en marzo y esta feria se realizó a finales de julio,  pero Brasil es un destino maravilloso para volver y  esta una buena ocasión para volver.

En 2015 y 2016, Pedro Hermeto con la ayuda de Alain Ingles, y del francés, Philippe Herbert, organizaron dos ferias franco-brasileñas de vinos naturales, una en Brasil (Río de Janeiro y San Paulo), y la otra en París (en el restaurante Chateaubriand)

Para la etapa brasileña de la feria, trajeron al país a destacadas figuras de vino natural Frances tales como Pierre Overnoy y Emmanuel Houillon, Pierre y Catherine Breton, Sébastien Bobinet y Emeline Calvez, Marcel Richaud, Eric y Marie Pfifferling, Patrick y Mirreille Meyer, Jean y Agnès Foillard, entre otros, uniéndolos con productores de vinos naturales brasileños.

El evento del cual destaco este video con una imperdible entrevista a un gran pionero: Pierre Overnoy ( Jura , Francia) y este otro video con entrevistas a Lizete Vicari y Eduardo Zenker entre otros. Este encuentro tuvo por objetivo enaltecer el vino natural, para proporcionar un contacto directo de profesionales del mercado brasileño y consumidores finales con los productores internacionales y nacionales, promoviendo el intercambio entre productores franceses y brasileños: una gran y única fiesta.

De todos los encuentros que tuve, me contagie de una gran fuerza espiritual; tengo buenos amigos en este país tan bello y lleno de contrastes, de los cuales destaco el amor y la pasión que les mueve a realizar su sueño en un país con esta absurda legislación. A todos ellos fuerza!

Texto y fotos: Ale Delfino.