Le Coste: Libertad en el viñedo y en bodega; viticultura viva y tradición

Le Coste: Libertad en el viñedo y la bodega; ningún tratamiento en el campo; ni un solo aditivo. Compañeros de vida, Clémentine Bouveron y Gianmarco Antonuzzi recuperan viñas y tradiciones cultivando de esta manera, desde hace años, en sus tierras de Gradoli, en el confín del Lacio y Umbría.

Tienen olivares, cereales y viñedos dispuestos en terrazas, a 450 m sobre el nivel del mar, con vistas al lago volcánico de Bolsena.

viticultura viva y tradición

Recientemente, he viajado a la región del Lacio, para reunirme con varios agricultores amigos en un proyecto muy especial, que pronto os contaré. Allí, en el trascurso de una cena, conocí a Clémentine Bouveron, copropietaria y viñerona de Le Coste Gradoli, y al instante nos invitó a ver sus tierras y a probar sus vinos.

Como nació Le Coste.

Esta pareja se conoció en Alsacia, donde Gianmarco aprendió trabajando durante años en bodegas francesas donde se elabora vino natural. Se casaron y retornaron a Italia, donde adquirieron algunos terrenos que estaban abandonados cerca del pueblo de Gradoli, de donde es originario Gianmarco.

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Las vides comenzaron a dar fruto en el año 2004 y, en la actualidad, poseen alrededor de 14 hectáreas de tierra, rica en hierro y minerales, volcánica, granulada y en algunas partes laminada.

“Ellos conocen bien el terreno y consiguen sacar lo mejor de él. Entre sus viñedos y en su entorno hay olivares, castaños, robles, arbustos y hierbas de todo tipo”

Tienen una actitud de total respeto por las variedades existentes en la zona. Entre las uvas tintas se encuentran, principalmente, Greghetto y Aleatico, Ciliegiolo, Canaiolo, Colorino y Vaiano. Y entre las blancas, Procanico, Moscatel, Malvasía, Ansonica, Verdello, Griego, Roscetto, Vermentino, Petino y Romancesco.

Su enfoque es puramente natural y se basa en principios de la permacultura y biodinámicos. Ellos siguen el ciclo de la vida aprendiendo cada año del terreno cultivado.

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Vinificaciones libres en Bodega.

En la cantina, Clémentine nos hizo probar varias referencias, a destacar una de ellas, la más conocida en nuestra región: el Litrozzo blanco, rosado y tinto.

Uno de los que más me emociona es el Litrozzo bianco, en apariencia una botella con tapón de rosca, rústica. Citando las palabras de Clémentine, “Litrozzo es un diálogo directo con la historia de este territorio y de su gente, un proyecto con raíces fuertes que retorna a la idea del vino campesino: bebibilidad y digestibilidad. Es sentirse identificado y relacionado con el terruño”


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Y, además de todo esto, ¡el vino es delicioso! En nariz es pura fruta: jugo de uva fermentada con sensaciones dulces, pera y mil flores silvestres. Relajado, pero áspero y directo. Redondo en boca y equilibrado.

“El Litrozzo bianco esta hecho con las variedades de las uvas, Procanico, Malvasia, Roscetto, Romanesco y Petino; se efectúa un prensado directo, fermentado naturalmente con levaduras autóctonas en depósitos de hormigón 8 meses”

viticultura viva y tradición

Cada año, en Le Coste, Clémentine y Gianmarco recuperan más viñedos y hoy, con más de 20 etiquetas y 20.000 botellas, están entre los vinos italianos más expresivos, puros y naturales. Creativos e innovadores, esta pareja vivifica su terruño y vinifica al compás que dicta su tierra.

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