La Azienda Agricola Cascina degli Ulivi de Stefano Bellotti, en Novi Ligure, (Piamonte), es un lugar mágico, inmerso en una de las regiones vinícolas más importantes de Italia y, como no, del mundo. Allí elabora vinos naturales (sin ningún tipo de aditivos) desde 1977 e implementa el método biodinámico desde 1984.
A los pies de los Alpes, el Piamonte se sitúa al noroeste de Italia y de aquí proviene su nombre, “Pie de Monte”. Stefano Bellotti, cultiva las vides y produce aquí sus vinos naturales: profundos, con personalidad y autenticidad (sin ningún tipo de aditivos) desde 1977. Vinos que provienen de la inteligencia y la experiencia de un hombre que ha dedicado su vida a la evolución de la agricultura bio/natural en su país.
Practicantes del método biodinámico desde 1984, Cascina degli Ulivi es quizás la granja biodinámica más coherente que he conocido hasta ahora.
Bellotti siempre ha sido un agricultor reivindicativo: su forma de practicar la agricultura, -y la elaboración de vinos-, siguiendo los ciclos de la naturaleza le llevó a enfrentarse con las autoridades italianas en más de una ocasión y, en pleno auge de la agricultura industrializada, se mostró contrario a las reglas burocráticas que decían “proteger la pureza del vino”, pero no hacían más que golpear a los pequeños productores, que decidían no usar métodos industriales y respetar la biodiversidad de sus campos.
Gracias, en parte, a una lucha incansable que llevaron a cabo Stefano Bellotti y otros pioneros en Italia se han tenido en consideración muchos aspectos de esta tipología de vinos, dándole así visibilidad al sector más genuino del campo.
Stefano ha tenido que cambiar la clasificación de la mayoría de sus vinos de DOC o DOCG (las equivalentes a las DO españolas), a vino de mesa por no entrar en los parámetros establecidos por dichas denominaciones, aun siendo pionero en vinificaciones naturales, con vinos de altísima calidad, y presidente de la asociación de viticultores biodinámicos Renaissance Italia.
Bellotti es un hombre sabio y pacífico, cercano y humilde; prefiere la agricultura y la elaboración del vino a la política, pero es un revolucionario nato y fue siempre muy activo en luchar por los derechos de los pequeños productores. Participó también en “Natural Resistance” (2014) – el documental pionero sobre el vino natural, premiado en varios países, del cineasta Jonathan Nossiter-, para reivindicar su modo de hacer vino y las dificultades y contradicciones que se encuentran los vitivinicultores en el mundo agrícola Italiano.
Un viaje de reencuentros y naturalidad.
Cercano y presente en Vella Terra desde nuestra primera edición, se ha convertido en un amigo para la familia y, cada vez que pasamos por Piamonte, nos damos el gusto de ir a visitarle.
Mientras escribo, me resulta extraño que haya pasado tanto tiempo sin dedicar un artículo para hablarles de este querido amigo agricultor.
Este viaje a Cascina degli Ulivi fue particularmente bello.
En los últimos e intensos fríos días de invierno, con una primavera que ya se dejaba ver, partimos direccion a Piemonte y al Llegar a Cascina degli Ulivi nos hospedamos en la masía donde Stefano vive en compañía de su familia, una casa llena de recuerdos, rodeado de animales en libertad y aire puro. Un Lugar perfecto y hermoso para recargar las pilas.
Pudimos disfrutar también de gratos momentos con Ilaria Bellotti, su única hija, que se encarga de muchos asuntos en Cascina degli Ulivi y lleva el agriturismo con amor y dedicación y a la que vemos asiduamente en las ferias representando a la Azienda y explicando sus vinos.
Mientras compartíamos largas caminatas, Stefano nos contó historias de su niñez en la granja, de su padre, médico de profesión, y de su madre, que inmortalizaba la naturaleza de los paisajes de su tierra en bellos óleos que hoy decoran varias de las etiquetas de sus vinos. Nos confesó que, desde muy temprana edad, tuvo claro que se haría cargo de la finca familiar. Así que, tras acabar sus estudios de secundaria, Stefano decidió quedarse en las tierras de sus padres para cosechar las uvas y todo lo que su tierra podía darle.
Siempre trabajó las viñas con métodos biológicos (por aquel entonces eran bastante pequeñas, apenas ocupaban una hectárea).
Stefano afirma que la agricultura intensiva e industrial ha “lavado el cerebro a miles de agricultores y se ha empeñado en aniquilar el ecosistema en nombre del consumo y del progreso” y sostiene que eso sólo ha traído infertilidad a los campos, enfermedades y plantas dependientes de venenos.
Al escucharle es palpable el amor y respeto que tiene por la naturaleza y también por el prójimo.
Cascina degli Ulivi en la actualidad.
Hoy en día, en Cascina degli Ulivi se trabajan 22 hectáreas de viñedos, con variedades autóctonas como Dolcetto, Cortese o Barbera, más 10 hectáreas de otros cultivos (patatas, tomates, puerros y diferentes verduras).
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Illaria se encarga también de que el huerto esté en condiciones: con sus frutos abastecen la cocina para el agroturismo.
En Cascina degli Ulivi también hacen quesos (con la leche de las cabras y vacas de la finca) y en el que se puede comer pan casero de masa madre con granos autóctonos. Este sitio funciona como un organismo granja formando un perfecto ecosistema.
Stefano cultiva la uva y practica la enología escuchando a sus plantas y brindándoles lo que piden.
Para Stefano Bellotti, seguir un conjunto de reglas preestablecidas no funciona en un sistema vivo, y ¡cuánta razón tiene! Nos comenta que tal como hacen los seres humanos, que comunicamos lo que necesitamos mediante el habla, las plantas lo hacen con su propio lenguaje y es tarea del agricultor observar y escucharla para no dañarlas. Cuando escuchas, la planta se siente atendida y lo agradece increíblemente.
Stefano utiliza métodos de la agricultura biodinámica pero también practica la permacultura. Así consigue suelos descompactados, desmenuzables y repletos de microorganismos.
En todas sus filas incluye una cubierta vegetal en la que leguminosas, ortigas, otras hierbas y verduras crecen entre las viñas, antes de ser cortadas para usarlas como fertilizante.
También integra en la viña cerezos, melocotoneros y otras frutas para así contribuir a crear más biodiversidad.
No poda la parte superior de sus vides, permitiendo así que la cepa encuentre su estado de equilibrio.
En Cascina degli Ulivi conviven ocas, gallinas, cabras, vacas, un toro, caballos y burros: todos tienen su rol. Con lo que da la granja se preparan los compuestos biodinámicos para vitalizar los cultivos, dando verdadero sentido a esta filosofía y completando el ciclo del “organismo-granja”.
Su tierra está viva y fértil y se nota simplemente tocándola. Entre los viñedos crecen espontáneamente cebollinos, espárragos silvestres y otras especies.
Stefano Bellotti en bodega: donde se crea la magia.
En bodega, las uvas simplemente fermentan con levaduras autóctonas: la mayoría de las variedades rojas en enormes barriles, denominados ”botti”, de 2.500 y 5.000 litros de madera de roble, viejos y usados, (para que no intervengan en el sabor de los vinos). Stefano nos cuenta que se los compró al mismísimo Emidio Pepe, ya que este descartó usarlos rotundamente cuando su hija Stefania los compro en los años 80.
Stefano nos guió a través de una degustación de la mayoría de sus vinos en su propia bodega. Nos confiesa que cada uno tiene un carácter especial y contiene una historia.
Caminando entre las barricas afirma: “Tengo ya muchos años y muchos vinos también pero, si fuera posible, estaría eternamente haciendo vinos y haría un vino diferente a partir de cada hilera de viñedos, porque cada uno tiene su personalidad y sus historias que contar y lo que más feliz me hace es poder transmitirlas”.
La diversidad es lo que caracteriza a Stefano Bellotti, y así es, pues todos sus vinos fermentan con levaduras autóctonas, no contienen sulfitos añadidos, ni son filtrados, ni tienen ningún tipo de aditivo o manipulación.
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Por la noche, en el transcurso de una magnífica cena entre amigos y familia, seguimos catando casi toda su producción. Entre todos, destacamos los siguientes vinos:
Nibiô 2008
Con este vino se demuestra que la uva Dolcetto puede tener gran personalidad y persistencia. Una nariz selvática, con notas maduras, nos hace fantasear con la grandeza del vino que tenemos ante nosotros. En boca, se muestra suave y con extrema elegancia, un equilibrio que, junto con su educada acidez, nos confirma que podremos volver a catar este vino en una década sin tener miedo alguno de no encontrar todavía en él vida y espontaneidad.
A Demûa 2008
Gran maestro de la uva Cortese, con su Filagnotti y su Montemarino conocidos en todo el mundo, nos parece particularmente interesante catar este vino compuesto de 5 variedades centenarias y autóctonas piamontesas, vinificado con el método de sombrero sumergido y con un descanso en toneles y en contacto con la pieles durante un año. Este vino nos regala aromas frescos de vegetales y flores, ligero pero persistente, es un concierto armonioso de notas especiadas y maduras que nos confirman que Stefano probablemente hace uno de los mejores blancos de Italia.
C’ era una volta il passato 2008
El Moscato, que consigue vinificar con muy pocas añadas, busca la maduración perfecta en su viña antes de dejar perder casi la mitad de su peso en pequeñas cajitas de madera. Después de una maceración de 7 días, descansa en madera vieja por 8 meses antes de otros 7 meses en contacto sólo con lías finas, terminando su largo viaje en la botella tras 24 meses. Una auténtica obra de arte en la que se mezclan en un perfecto equilibrio notas de higos secos, pasas, miel y la frescura de las flores del campo.
El vino como forma de comunicación: el valor de la historia.
Después de catar los vinos, nos quedamos hablando sobre el conocimiento que los campesinos tienen de su tierra, el cual, para Stefano Bellotti ha de ser “instintivo y basado en la observación”. Éste debería pasar de generación en generación, pero también son necesarios más centros de capacitación para formar a los jóvenes que deciden trabajar el campo con técnicas agrarias verdaderamente sostenibles.
Stefano no se queda en casa, viaja constantemente alrededor del mundo invitado a conferencias y ferias internacionales de vino natural como la nuestra. A propósito de ello, le hice un par de preguntas:
¿Qué sientes en la actualidad con todo el auge de este movimiento que pioneros como tú comenzaron a reivindicar?
Estoy orgulloso y me alegra ver que los que se suman a este movimiento son personas curiosas, que beben, comunican y tienen un sentido crítico y una conciencia elevada sobre el producto que consumen. Fue un camino lento y largo para que empezáramos a ser reconocidos. En muchos sitios hablan de “moda”, sin embargo tuvieron que pasar muchos años de trabajo para estar donde estamos y, en cierto modo, siento aún que estamos comenzando”.
¿Qué desearías expresar a quienes bebemos tus vinos?
Me gusta que mi vino cuente su historia: emocionar, describir paisajes, lugares, tiempos y transmitir la energía vital de mi tierra. Debe hacerte sentir bien en compañía y proporcionar bienestar al cuerpo. El vino es un comunicador fundamental, histórico. Un buen vino debe contar su historia y dejar que los que lo beben cuenten la suya. El buen vino nos mueve, nos hace felices y nos une.
Como siempre, me hubiera gustado quedarme más con Stefano y su familia, las horas pasan rápidas, dicen, cuando la compañía y los momentos son gratos…pero era hora de volver a Barcelona.
¡Ci vediamo presto caro Stefano!
¡Hasta pronto querido Stefano!
