Un viaje por Sicilia y sus vinos artesanos. Una tierra de contrastes, encantadora y de gran valor histórico donde la vitivinicultura se ha practicado desde siempre.
Ha sido una gran productora europea de vino: con unas 200.000 hectáreas de viñedo, siendo una de las regiones vinícolas más importantes de Italia. Su paisaje mediterráneo es escenario perfecto donde conviven vides y olivos: su relieve montañosos y con muchas colinas, los suelos pobres, la escasa pluviometría y los largos y cálidos veranos son la marca de la casa de unos vinos de sello netamente mediterráneo.
Sicilia; un poco de su historia vinicola.
Sicilia y su industria vinícola se apoyaba fundamentalmente en la cantidad, pero a partir de 1990 se da una “revolución vinícola” auspiciada por el nacimiento de jóvenes productores muy comprometidos con la calidad más que con la cantidad y que, además no trabajaban necesariamente bajo los parámetros de las denominaciones de origen.
Bajo este denominador común nacen los principales artesanos de vino natural que, años más tarde serían reconocidos mundialmente por la calidad de sus vinos.
La uva siciliana por excelencia para vinos tintos comunes es la nero d’Avola, que puede encontrarse vinificada como monovarietal o en compañía de variedades foráneas. Como ocurre con la mayoría de regiones italianas, el patrimonio de uvas autóctonas es especialmente rico, destacan: nerello mascalese, nerello capuccio, frappato. Por lo que se refiere a las uvas blancas destacan: catarratto, inzolia, grillo, moscato di Panteleria, malvasia. La globalización en el mundo de la agricultura trajo (para quedarse) variedades foráneas como cabernet sauvignon, merlot, syrah, o chardonnay.
Empezando el viaje con los vinos de Aldo Viola.
Subimos por Sicilia desde el noroeste, cerca de Alcamo; las tierras de Aldo Viola eran nuestra primera parada. Gracias a las indicaciones que Él mismo nos mandó en un mail, nos metimos en un extenso parque eólico y seguimos un camino decorado con piedras color violeta “viola” en italiano; al final de ese camino nos encontramos con Aldo, que gentilmente nos esperaba con la mesa servida y con un Egesta 2014 y un Guarini 2015 coronando la mesa.
El dominio orgánico se compone de 16 hectáreas cerca de la costa noroeste de Sicilia, hoy comandado por Aldo, hijo de Don Ancilino. Un riguroso proceso de selección asegura que sólo se usen uvas de la más alta calidad elegidas a mano para su etiqueta.
El vino de Aldo Viola es producto de verdadera pasión y de saber, transmitido durante cuatro generaciones. Él se crió entre vides y conoce a la perfección la elaboración del vino artesano.
Excelencia, Naturaleza y Tradición son los tres ejes de desarrollo perseguidos por la Familia Viola.
La pequeña escala de su producción (10000 botellas por año) le permite hacerse cargo de todo el proceso de elaboracion: desde la poda de las viñas hasta el etiquetado de las botellas.
El enfoque naturalista, tanto en la bodega como en el viñedo, es extremo por la restauración de la fertilidad en su suelo. Las técnicas de cultivo en biológico, mano a mano con los conceptos de biodinámica crean vinos potentes que tienen una fuerte identidad territorial.
Con una filosofía de trabajo en armonía con las fuerzas de la naturaleza, Aldo Viola está creando vinos naturales de carácter elegante que mejoran con el tiempo, sin aditivos de ningún tipo y sin filtrar para conservar mejor sus cualidades naturales.
Aldo siempre ha sido reconocido por sus grandes blancos de variedad Cataratto y Grillo; Krimisio y Egesta son autenticas joyas artesanas, vinos con una ligera maceración de las pieles que los rinden largos y persistentes, con ligera notas balsámicas y cítricas típicamente mediterráneas.
Con Guarini y Guarini Plus apuestan por la variedad Syrah, vinificada en dos referencias que se diferencian por la calidad y exposición de sus parcelas e “Il Moretto” con la uva Nerello Mascalese, es catalogado por muchos profesionales del sector como la Pinot Noir de Sicilia.
Aldo vive y vinifica la gran parte de sus vinos en su casa en el medio de sus viñas en estrecho contacto con ellas, hombre sensible y meticuloso vuelca toda su sabiduría en sus vinos.
Un placer y un lujo visitar, conocer como trabaja, compartir mesa y tertulia con uno de los mejores productores de vino natural del mundo.
Cantina Marilina “Bio Vegan Wines”.
Un par de días de ocio en las hermosas playas sicilianas nos bastó para proseguir nuestro viaje bajando hasta el sureste, hacía Noto, allí nos encontramos con los vinos de Cantina Marilina, empresa vinícola orgánica fundada en 2001, dirigida por las mujeres de la familia Paternó: las dos hermanas Marilina y Federica, cuya filosofía se basa en un absoluto respeto por la tierra.
El clima mediterráneo, la ubicación geográfica y sus suelos calcáreos son factores que mejoran la calidad de sus uvas, ademas utilizan métodos tradicionales de producción: viñedos históricos, tanques de cemento y pasificación al sol. Su agricultura es totalmente ecológica.
Cantina Marilina se encuentra en los alrededores de Noto, una ciudad ademas de estar incluida en la lista de patrimonio mundial de la UNESCO, es centro de la historia y la cultura sicilianas.
Inmerso entre las joyas naturales del sureste de Sicilia, el oasis faunístico de Vendicari, Marzamemi, Portopalo di Capo Passero e Isola delle Correnti, la zona cae bajo dos denominaciones de origen: DOC Noto y DOC Eloro.
Impresiona como toda la finca trasmite equidad y equilibrio perfecto entre ser humano y animal. Asesorada por su padre enólogo, Marilina es pionera en el mundo de los vinos veganos, es decir ningún producto animal se utiliza o ha sufrido en todo el proceso, recolecta o en la vinificación: desde el principio al final, el comisionado de su padre en este proceso destaca por su trasparencia y honestidad.
Cantina Marilina utilizan mínimas dosis de sulfurosos antes del embotellamiento pero reconocimos en ellos una agricultura sostenible y una evolución constante hacía un producto final cada vez más natural y artesano por tanto fue una parada de aprendizaje que animamos a visitar.
Destacan sin lugar a dudas sus largas maceraciones en tinto como en blancos, inolvidables los “passitos” (dulces) Pioggia di Stelle (Moscato) y Goccie d’ Autunno (Nero d’Avola) vinos que claramente identifican su territorio y tradición.
Rumbo sur por el camino SP68.
Amanece otro día a pleno sol y nuestro rumbo marca siempre al sur, llegamos por fin a la finca de la familia Occhipinti.
Damiano, que trabaja en estrecha confianza con Arianna nos atendió magníficamente y nos explico que todo comenzó hace doce años en la zona de “Fossa di Lupo”, donde se encuentra el camino SP68. Hace tres mil años este camino conectaba la ruta de las uvas provenientes de distintas ciudades de Sicilia.
Los viñedos aquí se agrandan y se inclinan sobre la base de piedra caliza de la zona, tienen más de veinte años, Damiano nos explica como desde el primer momento en la finca se dio la misma atención a los olivos, cereales y vides, todos los campos están trabajado ecológicamente con mínimas dosis de cobre y azufre.
Nos explica como Arianna ha sabido aceptar la diversidad y la características de su suelo, Ella es ferviente defensora de la ecología en su región, reivindicando el respeto hacía la tierra y su equilibrio.
Trabaja la viña con gestos hábiles practicando una agricultura sensible y acorde a la orografia. Procura fermentaciones espontáneas mediante el uso de levaduras indigenas respetando el vino como un organismo vivo.
Hace vinos que, en sus armonías y asperezas, hablan de la tierra de donde vienen, utiliza mínimas dosis de sulfuroso antes del embotellamiento que no afectan la forma artesana de hacerlos.
Reconocidos en el mundo sus SP68 blanco (Moscato, Albanello) y SP68 tinto (Frappato, Nero d’Avola) aunque probablemente su vino más ambicioso sea su “Cerasuolo” de Vittoria (Frappato, Nero d’Avola) , el vino que probablemente más represente este territorio.
En busca de Gabrio Bini.
Mucho calor aunque nublado y un poco ventoso, nos dirigimos a Trapani para coger el ferry hacia la Isla de Pantelleria, 6 horas de viaje y allí nos esperaba Don Gabrio Bini de la “Azienda Agricola Serragghia”
La de Gabrio era una visita muy deseada desde que estuvo en Vella Terra 2016; famoso por su Zibibbo (uva local) secco, su “Fanino”, un armonioso y fresco “cupage” de uvas tintas “Pignatello” y blancas “Cattarato” y un Moscato extraordinario.
Posée viñas viejas plantadas sobre terrazas antiguas de suelos volcánicos, los viñedos nunca han sido tratados y se cuidan y vendimian a mano o a caballo. Las uvas escogidas y despalilladas manualmente, son fermentadas lentamente en ánforas de arcilla enterradas a ras del suelo. Todo se envasa sin filtrar y sin aditivos.
Una pena para nosotros cuando en Trapani nos informaron de que en Pantelleria las condiciones no eran propicias para atracar y los ferrys no iban a salir ese día o hasta que cambiara el viento. Lamentablemente no podíamos postergar nuestra ruta más tiempo y tuvimos que seguir camino.
Queremos agradecer a Pier Paolo de Dos Tierras, a Anna di Vino di Anna y Frank Cornellissen por su disponibilidad y gentileza, aunque no pudimos visitarlos ya que estaban en plena vendimia y a Gabrio que nos esperaba en “Serragghia” con los brazos abiertos.
Queda pendiente una segunda visita a esta maravillosa isla para visitar a estos artesanos y a algunos otros más y conocer “in situ” su trabajo, su entorno y las elaboraciones de sus vinos que disfrutamos copa a copa y sorbo a sorbo. Gracias a todos estos artesanos Sicilia es referente mundial de vinos artesanos y naturales.