Agricultura sostenible: ética y calidad

En Vella Terra apoyamos y defendemos a la agricultura que respeta el medioambiente y preserva los recursos naturales del entorno más inmediato, utilizando recursos renovables locales y la maquinaria apropiada para ello.

Sostenibilidad y autosuficiencia local como pilares de una ética en el trabajo agrícola.

Ya desde los años 70, la agricultura sostenible es objeto de estudio en círculos académicos como respuesta a los problemas socioeconómicos y medioambientales generados por la agricultura intensiva a lo largo y ancho del mundo. La importancia que ha cobrado a nivel internacional proviene del “Informe Brundtland”, (publicado en 1986 por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo), que puso sobre la mesa y popularizó el concepto de “desarrollo sostenible”, en cuyo marco encontramos a la “agricultura sostenible”.

La importancia de la agricultura sostenible es vital para el desarrollo del mundo agrícola (no solo para el mundo “artesanal” sino también para la industria): tanto para incrementar la producción de forma sostenible, preservar los recursos medioambientales, como para generar ingresos que ayuden a aliviar la pobreza y mejorar la seguridad alimentaria. El desarrollo de tecnologías apropiadas y nuevas; las reformas agrarias (que en un principio facilitaban el acceso a los recursos productivos a los entornos agrícolas autóctonos), la educación y participación de la población rural; la mejora de la gestión de los recursos, y la cooperación internacional han sido insuficientes en un mundo cada vez más globalizado.

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En Vella Terra creemos que la agricultura sostenible tiene que incidir en los siguientes parámetros: La agricultura sostenible tiene que ser ecológicamente adecuada, económicamente viable, socialmente justa, culturalmente apropiada y basada en un enfoque científico (y no empresarial) en su totalidad. Este tipo de agricultura producirá una amplia gama de alimentos de alta calidad, así como fibras y medicinas, preservando la biodiversidad, utilizando métodos que mantengan la fertilidad y calidad del suelo, preservando la pureza del agua, reciclando los recursos naturales y ahorrando energía.

El uso de recursos renovables, localmente disponibles, así como de tecnologías apropiadas y sufragables por el artesano minimizará la compra de “materiales” producidos por la industria (fertilizantes, semillas, pesticidas, maquinaria, etc.), con lo que se conseguirá un alto grado de autosuficiencia local. La implementación de todos estos recursos nos acercará cada día más a la excelencia, a la calidad que todo consumidor quiere tener y que no está reñida con la ética.

La agricultura sostenible respeta y toma como punto de partida el trabajo y conocimiento del artesano: su sabiduría y técnicas tradicionales, de modo que se pretende que la ciencia y la tecnología le sirva para reforzarlas más que para sustituirlas. Aquí radica el futuro y la calidad de la agricultura.

La sostenibilidad se basa en el refuerzo y mejora de la agricultura tradicional que han practicado durante siglos los artesanos Esta agricultura tradicional, aunque históricamente menospreciada como atrasada e ineficiente, ha sido revalorizada desde los años 70 mediante estudios que han demostrado sus cualidades: se trata de sistemas de sustento complejos que combinan diferentes actividades complementarias a escala familiar, con sistemas y técnicas baratos muy adaptados a las condiciones ecológicas locales, y que se orientan a la sostenibilidad medioambiental y social a largo plazo.

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