El 17 de julio aprovechamos el evento de Vinyes Lliures, que se celebraba en Partida Creus (Bonastre, Tarragona), para ir a visitar a Eduard Pié Palomar de Sicus Terrers Mediterranis, uno de los artesanos que siempre ha estado presente en todas las ediciones de Vella Terra y que representa muy bien esta nueva generación de viticultores conscientes catalanes, que están dándose a conocer gracias al respeto que tienen por su tierra y la calidad de sus vinos.
Nacido en 1985, en el seno de una familia de agricultores y viticultores, decide formarse como sommelier y a la vez iniciar sus estudios en el campo de la enología y vitivinicultura.
Relacionado con el mundo del vino. Mientras acaba sus estudios empieza a aventurarse con sus primeras vinificaciones, gracias a la uva que, antes de su llegada, era destinada a la venta a granel.
[one_third]
[/one_third][one_third]
[/one_third][one_third_last]
[/one_third_last]
Por amor a la viña y al mar
A finales de 2010, en el pueblo de Bonastre, en el sur del Penedés, Eduard consigue crear su propio proyecto motivado por las ganas de expresar en sus vinos el cercano mediterráneo y todo su terroir. Bajo el nombre de Sicus Terrers Mediterranis, establece su base, donde tiene la intención de hacer vinos mono varietales con variedades autóctonas de la zona y que reflejen lo máximo posible todas las características de su terroir, por esta razón cree que la vinificaciones en ánfora son las que mejor pueden ayudarle en su filosofía.
En el 2011 ya hacía casi la totalidad de sus vinificaciones con este método, después de un periodo de prueba en el que se convenció de cuál era el camino que debía seguir.
Caminamos junto a él, entre sus viñas en la Finca La Caseta, donde notamos como todo está en equilibrio entre la vegetación espontanea de sus viñedos y el fantástico paisaje que nos rodea, a tan solo 6 km del mar y con el massís del Garraf que los protege. Aquí encontramos una gran influencia mediterránea: en la composición de terreno prevalece el suelo calcáreo y con escasa materia orgánica, todo se cultiva con abonos propios y labrando el mínimo posible en algunos viñedos y en momentos concretos del año.
Nos explica como desde sus inicios, nunca usa ningún tipo de fertilizante, pesticida o herbicida, de esta manera consigue que la vid crezca fuerte, sana y en competición con el resto de la vegetación autóctona, consiguiendo así racimos más concentrados y puros.
Todo se recoge manualmente en cajas pequeñas a primera hora de la mañana. Gracias a esta calidad en la materia prima, un viticultor artesano se puede permitir de intervenir el mínimo posible en su tierra: lo mismo pasa con sus vinificaciones. Al fin y al cabo, la tierra y sus microorganismos son seres vivos, y si se respetan ofrecerán lo mejor de sí mismos.
Al pasar al lado de su Malvasía de Sitges, aunque sea una variedad que ofrece poco rendimiento, se nota en Eduard un particular cariño hacia ella, sin lugar a dudas la gran protagonista de esta zona del mediterráneo. Embotella menos de 2000 unidades al año de esta variedad: la fermentación alcohólica se hace en ánfora de arcilla, seguido de cinco meses de crianza sobre sus lías en depósito de acero inoxidable.
“Sons”: cuando el vino se gesta dónde nace su uva
Llegamos a la viña de Xarel.lo y nos muestra que en medio de las hileras están enterradas ánforas de arcilla de unos 200l de capacidad; una manera de trabajar pionera en Catalunya, muy pocos productores vinifican de esta manera en toda la Península Ibérica. En territorios con mucha tradición y artesanía vinícola como Georgia esta es una práctica muy usual.
La misma mañana de la recogida se despalilla la uva manualmente y se introduce en el interior de las ánforas; se deja que la fermentación arranque espontáneamente con sus levaduras indígenas y se deja macerar en infusión con las pieles durante tres y cuatro meses.
Vinifica con este método las variedades Monastrel, Garrut, Cartoixa vermella, Malvasia de Sitges y Sumoll. En la actualidad cuenta con 25 ánforas enterradas entre sus viñas: esta es la línea ‘’Sons” de Sicus.
[one_third]
[/one_third][one_third]
[/one_third][one_third_last]
[/one_third_last]
Con este método Eduard quiere que sus uvas, después de ser recogidas, no abandonen su lugar de origen. Quiere transmitir toda la energía, la paz y el calor de su tierra. Este no es un método muy común, ni en Catalunya ni en España, pero en algunas zonas vinícolas, como por ejemplo en el extremo sur de Sicilia o en Georgia, nunca dejaron de trabajar en esta manera.
Seguimos nuestro camino. Mientras nos acercamos a la La Caseta, donde cataremos sus vinos, nos confiesa que su próxima ilusión será acercar la bodega a sus viñedos para poder tener un mayor control y así crear un mayor dinamismo, necesario entre finca, viñedo y artesano
Catando sin prisas en “La Caseta”
Eduard nos hacen catar casi la totalidad de sus vinos, fue realmente un placer poder distinguir junto a él como las mismas variedades pueden tener una expresión diferente si están vinificadas en ánforas enterradas o en ánforas en bodega de diversos tamaños.
Los vinos están ligeramente protegidos con una mínima dosis de SO2: no más de 30mg/l y antes de ser embotellados. Si se debe utilizar este producto que sea en mínimas dosis, (lo que nosotros llamamos mínima intervención), y lo ideal es que se haga después de que el vino se haya creado como tal (como hace Eduard) y nada recomendable cuando el vino está aún en proceso de fermentación como se practica comúnmente.
Una de las grandes características que tienen todos de los vinos de Sicus es su buena acidez, sinónimo de sanidad y larga vida, seguramente dada también por los gustos de Eduard, que prefiere una uva que no llegue a su máxima maduración.
Vinos que para degustarlos en su esplendor, probablemente necesiten un periodo de crianza en botella, aunque probamos mayoritariamente vinos de jóvenes añadas, todas la variedades expresaban fuertemente sus características frutales y vegetales; demostración de que con una agricultura sana y vinificaciones coherentes, una mínima dosis de sulfurosa no influencia la calidad organoléptica de un vino.
De toda la colección de Sicus destacamos:
Cartoxa Marí: por ser junto a la Malvasia de Sitges las protagonistas de la zona, una completamente diferente de la otra: la Cartoxa se reconoce por sus notas especiadas y profundas, y la Malvasía por ese fantástico equilibrio entre notas vegetales y cítricas a la vez. Eduard es uno de los pocos viticultores en aventurarse con vinificaciones en seco con esta difícil y atractiva variedad que también está en la línea “Sons”. Cartoxa Marí es un vino de color dorado con reflejos cobrizos. De aroma cítrico y especiado , un “rosado” con un final fresco y persistente.
[one_half]
[/one_half][one_half_last]
[/one_half_last]
Sons Cartoxa : Es probablemente una de las joyas más preciadas de Sicus, con una producción de 250 botellas es realmente una suerte poder compartir con él este vino; la uva una vez recogida se derrapa en la misma viña y se introduce en las ánforas de arcilla enterradas en medio de las hileras. La fermentación se inicia espontáneamente con levaduras autóctonas y se deja macerar con las pieles durante 10 días. Posteriormente se prensa y se vuelve a introducir en el ánfora hasta que termina de fermentar. Durante el transcurso de 5 meses el vino reposa en la viña dentro la misma ánfora. En el mes de mayo, con la entrada de la primavera, se puede empezar a degustar en toda su magnitud.
Cartoxa Brisat: Es probablemente una de las joyas más preciadas de Sicus, con una producción de 250 botellas es realmente una suerte poder compartir con él este vino; la uva una vez recogida se derrapa en la misma viña y se introduce en las ánforas de arcilla enterradas en medio de las hileras. La fermentación se inicia espontáneamente con levaduras autóctonas y se deja macerar con las pieles durante 10 días. Posteriormente se prensa y se vuelve a introducir en el ánfora hasta que termina de fermentar. Durante el transcurso de 5 meses el vino reposa en la viña dentro la misma ánfora. En el mes de mayo, con la entrada de la primavera, se puede empezar a degustar en toda su magnitud.
Se presenta con un color amarillo pajizo y matices doradas. Fresco y profundo con notas a herbáceas de campo y fruta blanca madura. Gracias a su maceración de las pieles nos regala una tanino ligeramente secante dado seguramente por su juventud.
Garrut: Es la demostración de que también los vinos con maceraciones no particularmente largas, pueden identificar y expresar un territorio y ser considerados como vinos de ‘’guardia’’.
En cuanto a la linea ‘’Sons’’ del Garrut es realmente muy artesanal: gracias a sus taninos domesticados en el ánfora enterrada regalarán a este joven viticultor muchas satisfacciones en los años venideros.
Entrada en boca cálida y mediterránea, cerezas y notas especialidad de pimienta verde se confunden en un paso en boca largo y persistente.
La tierra y Eduard
Sin lugar a dudas, gracias a Eduard, esta vuelve a ser una zona vinícola conocida en Catalunya y en la que ponemos singular atención por el destacado número de viñerones artesanales y naturales “in crescendo”. Por fin miramos hacia el futuro, después de años de olvido, con viñerones conscientes y sus vinificaciones tan genuinas, inspiradas en tradiciones de antaño, que nos llenan de esperanza en que todo cambia para mejor.