Subimos a visitar a Albert Domingo Navarro una tarde de junio, nos pusimos en camino hacia el interior de Tarragona, -dirección a la comarca de l’Alt de Camp-,donde se encuentra Celler Tuets, con mucha ilusión de conocer “in situ” a uno de los jóvenes que más está evolucionando el panorama natural catalán. Subiendo la carretera que nos llevaba hacia su finca en seguida nos dimos cuenta de que nos adentrábamos en un territorio puro y generoso, un paisaje único donde la naturaleza siguió su curso sin que la intervención del hombre la influenciara.
Llegamos a Celler Tuets y mientras nos dirigimos colina arriba hacia sus viñas, en la parte trasera de su pick-up y seguidos de cerca por “Blanqueta” y “Boira” -sus fieles compañeras perrunas-, Albert nos cuenta un poco de su historia y nos explica que, desde el principio, siempre quiso trabajar la tierra con agricultura sostenible. Con 19 años ya se ocupaba de la tierra y pasados tres años consiguió convertir toda su finca en ecológica.
Los cultivos de viñedo, almendros y olivos están distribuidos en pequeñas parcelas en medio de un bosque fértil protegido entre colinas, cónclave perfecto para desarrollar este tipo de agricultura.
Nos confía que le interesa mucho la agricultura biodinámica, tiene muy buena relación con su vecino, con el cual, de vez en cuando, comparte algún preparado biodinámico, aunque por altitud y por el clima bastante seco no suele tener grandes problemas con los hongos, además Albert nos comenta que trabajará bajo los parámetros de la agricultura biodinámica cuando realmente se sienta cómodo consigo mismo, ya que no se trata solo de utilizar preparados o no, la agricultura biodinámica va mucho más allá. Está convencido de que acabará practicándola, ya que lleva años haciendo un trabajo espiritual a través de la meditación que le conecta aún más con la tierra y esto le ayuda a estar muy presente en el campo y en la bodega.
Sus tierras se sitúan a 550-600 metros de altura a nivel del mar. En sus 110 hectáreas, más de 80 son de bosque, casi 22 hectáreas de viñedo y el resto lo ocupan los cultivos de almendros y olivos, dando a lugar a una biodiversidad fantástica, perfecta para poder mantener el equilibrio tan frágil de la naturaleza: uno de los grandes secretos para obtener productos de alta calidad.
Los viñedos más jóvenes tienen 17 años con las siguientes variedades: Parellada, Chenin Blanc o Moscatell, también trabaja con Syrah, Ull de LLebre, Garnatxa Blanca y Macabeu que, con sus 35 años, es la variedad más antigua que cultiva. El suelo de las viñas es en general calcáreo, algunas parcelas tienen suelos calcáreo-arenosos y otras calcáreo-arcillosos.
Aunque algunas de las parcelas están en “emparrado”, (como se hacía hace unos años por comodidad), Albert recolecta todo manualmente y tiene bien claro que lo que va a plantar de ahora en adelante será en vaso.
Nunca en su finca,se ha regado la tierra o sembrado, todo es muy espontáneo y casi nunca tuvo que hacer tratamiento de cobre.
Camino de vuelta, Albert nos dirige hacia el Celler Tuets, que se encuentra completamente integrado con su alrededor, vinifica prácticamente al costado de sus parcelas y muy cerca de donde vive, elementos muy importantes a la vez de buscar un cierto dinamismo.
Una vez dentro nos explica como su vinificación hoy en día es principalmente en acero inoxidable, pero que con los años no descarta abrirse a otro estilos, por lo pronto nos avisa de que desde 2017 tiene intención de vinificar todas sus referencias totalmente libre de sulfitos.
Celler Tuets tiene las condiciones ideales para que sus vinos, en unos años, sean referentes de su comarca.
Luego de una extensa visita a viña y bodega y con un hermoso paisaje aun en nuestras pupilas llegamos a la Masia y Albert nos dio a probar los siguientes vinos:
Tuets Chenin Blanco 2016
Sin lugar a duda una de las Chenin más estructurada de Catalunya: en nariz encontramos toda su madurez acompañada de fruta tropical con destacadas notas anisadas. Entrada en boca cálida y voluminosa, vino persistente con un final amargo que le aporta personalidad.
Tuets Syrah 2016
Una Syrah que busca un equilibrio entre su elegancia y persistencia: en nariz intensa y compleja, con claros aromas de fruta roja y ligeras notas especiadas. En boca es suave, armonioso, con un post gusto largo y con un toque astringente que le confiere vitalidad y recomienda un cierto periodo de guarda antes de ser nuevamente disfrutado.
Panxu Tempranillo 2016
Fresco y joven, con su maceración carbónica este tempranillo quiere ser un vino fácil y feliz: floral en nariz y en boca destacan notas de frutas silvestres y un ligero post gusto vegetal, la ausencia de sulfitos le confiere todavía más ligereza y suavidad, un vino para cualquier momento del día.
Preguntamos a Albert porque es agricultor, y nos dice que por tradición familiar (generaciones de su familia siempre han estado ligadas al trabajo de la tierra) y porque siempre le ha gustado mucho la idea de trabajar y poder vivir en el medio del campo. Después pensó en hacer vinos y es algo que nos confía que lo está disfrutando muchísimo.
Rodeado de naturaleza y animales Albert le da mucha importancia a la meditación y dice que gracias a ella se ha dado cuenta que lo más importante es cómo hacemos las cosas, sean cuales sean estas:
“Cuando te sientes en paz, todo es genial y además todo fluye todavía aún mejor. Poder vivir y trabajar en el campo es lo que más me gusta”.
Cree que ahora mismo el tipo de agricultura que hace, si le tuviera que poner un nombre, este sería, sin duda alguna “¡Agricultura Feliz!”.
Antes de irnos nos presentó a su gran amigo Panxu, un simpático cerdo salvaje de unos 90 kilos al que hemos saludado para que nos de “felicidad y abundancia”, Él es guardián del Celler e imagen de uno de sus excelentes vinos.
Albert es un pagès auténtico de l’Alt de Camp, con las ideas bien claras, conecta con su tierra tratándola con respeto, y en bodega trabaja con conciencia y libertad cuidando cada detalle, como buen artesano, por que sus vinos tienen Alma como la tierra que tanto ama.